miércoles, 20 de septiembre de 2023

COMO DÍA LUNES…


Era quizás uno de esos días en que te dan muchas ganas de tirar la toalla. Donde parece que los acontecimientos se dan la mano para ponerte las zancadillas. Donde el reloj se detiene como un auto en plena calle principal en hora pico.

Ahí estoy sonriendo con cara de mandar a todos a la misma mierda y sin perjuicio que la locura por un momento se apodere de mi existencia, y desvariar un poco, si total todos están un poco locos. Escuchando como en mi interior la risa nerviosa quiere aflorar y la mesura no es una cualidad que me esté sobrando en este momento. Me siento y observo el día, desde temprano frío y ausente. Lastimero y esquivo. Comenzó antes que el sol quiera aparecer, hice lo de siempre, me lavé la cara, tomé mi agüita con limón en ayunas, le di de comer a las mascotas, con el mismo ímpetu de siempre. Tal vez podría haber escuchado una melodía agradable y eso me hubiera predispuesto mejor. Llegué al trabajo, con pocas ganas y el día intensificó las ganas de mandarme a mudar. 

La desidia y el trato descortés me ponen de muy mal humor. Intento jugarles a los recuerdos una treta. Una mujer me desconcierta, me jaquea el poco resto de diplomacia que queda. Me siento vulnerable, con ganas de huir a un lugar que no existe más seguro, menos detestable. En esa jugarreta me trastabillo con la presencia teñida de ausencia y el desconsuelo que como dique a punto de romperse se mantiene solo por la fuerza de la pequeña resistencia. En ese desvarío esta mi alma arrastrada por el huracán incontenible que es mi enojo con estos avatares cotidianos que desconciertan y marean.


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