Mi
espejo roto
Una y otra vez me acechan los recuerdos. Una niña en una
hamaca.
Una fiesta de cumpleaños. Olor a chocolate caliente. Tres
hombres se acercan y devoran la inocencia de la niña. Todo se vuelve confuso,
lo que no se pierde es la sensación que me
robó la alegría. Como un huracán que lo engulle todo, que aleja mi luz. Que me decreta culpable de lo que pasó
Y ahí llegó yo adulta. Te abrazo a ti mi pequeña niña. Te digo que nada, ni nadie te dañarán más, porque mi
bella mariposa dejó de ser oruga.
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