jueves, 6 de septiembre de 2018

APUESTA POR EL AMOR


Alguien me dijo que  no importa lo que sucede  sino la  actitud que tenemos ante lo que nos sucede.
Atravesamos diariamente situaciones que nos ponen en encrucijadas: hay que decidir si seguir caminando  ó detenernos un instante. Si abrir las puertas ó cerrarlas.
La decisión nos hace artífices de nuestra experiencia, que por cierto es intransferible. Es difícil que gente de nuestro entorno pueda sentir lo que disfrutamos ó padecemos, ciertamente porque cada ser es único.
Podemos hacer el esfuerzo, e intentar querer caminar en los zapatos ajenos, pero solo es un intento, solo eso. Percibimos lo que sienten los demás a través de nuestros ojos. Ojos sesgados por prejuicios, mandatos y culpa.
Por momentos nos acercamos, nos compadecemos y establecemos diálogos de una profundidad almica. Nos aproximamos cómo los planetas al sol, y palpamos su abrasador contacto, pero el dolor de su calor nos aleja rápidamente y volvemos al punto de partida.
La unión, el encuentro, el compartir  acerca puntos distantes cuya columna vertebral es el Amor. La única forma de borrar fronteras y diferencias, de disipar los enojos: es el amor.
Es lo que permite que los vínculos se sostengan en el tiempo, crezcan, se transformen. No es en la falta de dificultades que se templan las relaciones, sino en ellas es que se ponen  en juego la profundidad de aquello que nos ha unido.
Es la afrenta lo que revela lo que a los ojos no siempre se ve. Cómo dice el Principito “lo esencial es invisible a los ojos” y muchas veces justamente por no ser tan evidente se nos escapa de los dedos.
Juan Alberto Badía en una entrevista antes de morir decía que si alguien te ama y si has amado a alguien, tu vida había valió la pena.
Quizás eso sea lo importante: Amar, como dice Facundo Cabral hasta convertirse en lo amado y tal vez así: descubriríamos  que no hay que morir para conocer el paraíso.







No hay comentarios:

Publicar un comentario