La vida encierra milagros como que florezcan los
árboles aún, sin que el invierno haga su retirada.
Aún en plena tormenta filtrando pequeños rayos de sol.
Convirtiendo un paisaje triste, en una explosión de
color.
Secando las lágrimas que corren, con un aleteo de
mariposas.
Con la gotas de rocío,
que capturan los pétalos sedientos.
Las palomas que pueblan cada plaza y acompañan a los
solitarios.
Con cada risa de un niño que enciende la magia.
La vida a cada paso nos sorprende, nos cautiva, nos
enamora.
Nos hace saborear la dulzura que se esconde en un
beso. El calor que esconden los abrazos.
La luz que trasmiten ojos buenos.
La alegría de compartir un mate.
De intercambiar silencios, en contemplación de la
maravilla que nos deja perplejos ante la inmensidad: de un amanecer, de una
puesta de sol, de un arcoíris que se nos regala a todos, sin distinción.
Ante tus ojos se abre una oportunidad de descubrir la
belleza.
De regocijarte ante lo que queda, cuando sobran las palabras.
Cuando puedes entender que lo más hermoso: está
sucediendo en este momento, si eres capaz de verlo.
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