jueves, 6 de septiembre de 2018

Aquellas Pequeñas Cosas


La vida nos interpela acerca de nuestra percepción, de cómo observamos lo que nos rodea, como interpretamos lo que nos sucede.
Nos hace poner en foco, como las pequeñas cosas pueden ser la diferencia entre un buen y un mal día. Y cómo estas están  disponibles para todos.
Un día me pregunté ¿porqué el principito decía que lo esencial era invisible a los ojos?  y quizás por esa razón empecé a ver más allá de lo que veo:
Descubrir el fantástico vuelo de una mariposa, sentir el canto de un pájaro que te alumbra las mañanas, despertar la atención al sonido del  viento meciendo las hojas, el latido de un corazón enamorado, el destello de una estrella distante, el asombro de ojos de un niño ante una calesita, el sonido del agua corriendo en un arroyo.
Cada minuto guarda tesoros de ayeres idos y mañanas posibles.
Es una invitación a sentarse a deleitarse, a saborear el espectáculo que abre el telón cada mañana.
A abrir el corazón a la dicha de estar vivos y decirle sí a la alegría de poder sentir, de poder reír, de bailar, de correr, de jugar.
Permitirnos por un momento, un día, darle día libre a la solemnidad, a la seriedad y volver a ser niños de nuevo.
Esperar con ansias que un rayo de sol nos haga cosquillas otra vez.

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