jueves, 6 de septiembre de 2018

PALABRAS DE TERAPIA


Besos Lejanos
La vio partir y se estremeció por dentro.
Nadie había develado tantos sueños furtivos, tantos nidos al aire, tanta vida de hogar.
Tanta paz de otoño, tanta risa  temprana que se iba  a la mar.
Retuvo el grito maldito y se ofreció a manos llenas.
Nunca había amado a  nadie, como la amó a ella.

Nueces sin ruido
Sin saber cómo: amó cada paso, cada mueca, cada suspiro y cada mirada.
Atesoró la primavera, deshojo el verano, acarició el otoño y maduró el invierno.
Hasta ese día, único e irrepetible: donde dos fuero uno.

III
Como lluvia de otoño, tus recuerdos me invaden,
Me inquietan, me enfadan, me hacen quebrar.
Me elevan, me llevan,
Me llevan al mar. ´
Me deshojan la dicha,
Me regalan lo incierto,
Como lluvia de otoño

Voces de guerra
Se aparecen ante las cifradas esperanzas,
El desconsuelo arrebató la alegría
Y el duende de la suerte quedó desempleado.
Misiles disparan la bronca cotidiana
Y los amaneceres se han teñido de sangre.
La muerte, me sigue con aliento felino, pero se detiene algo ha ocurrido:
Se oyen los tambores de los desatinos
Y de pronto escucho:
Voces de guerra.

Para atrapar una estrella
Debo saberme buena,
Amada y amante
De mano serena.
Querer amarte
Más allá de la niebla.
Perdonarte el ocaso, y
La madreselva.
Defender tus miradas,
Creer en tus promesas,
Elevar un ruego y
Una penitencia.
Acariciar lo fino
De la callada espera,
Encender los mares:
Para atrapar una estrella.

Defender la vida,
De los ojos siniestros,
De los malos augurios
De la sombra funesta.
Defender la vida ,
De los oscuros silencios,
De la memoria hecha ceniza
De las grandes mentiras.
Defender la vida
Desde otra trinchera, que el dolor no alcanza,
Que la muerte no calla,
Que el rencor no mella.
Defender la vida ,
Desde las limpias promesas,
La alegría que late en cada horizonte.
El Amor que revierte el maleficio mortal.

Aunque no había secretos entre la luna y el sol:
Ella deseaba ser nieve,
Él lluvia y relámpagos.
Ella quería ser tibis,
El la caricia que enfría.
Ella un gran horizonte.
El un suspiro de amor.
Ella viento huracanado,
El la quietud y el candor.
Ella se hizo montaña,
El arroyito cantor,
Ella encendió mil luceros
Y él se lo agradeció.

Una gota de limón que penetra suave
Y diáfana por el recorrido sordo de una tetera de verano.
Cómo un elíxir compañero de acompañadas tardes.
Cómo la escapada al río,
Como un jaque mate a la sed desesperada.

Lo que cabe en un segundo, una alegría, un beso, una lágrima fugitiva, que se apresa aparecer.
Una nota musical, un trinar acompasado, un te quiero, un olvidado, recuerda que quiere retornar.
Un saludo, una mueca, un suspiro: vengador de batallas perdidas.
Un grito, un aplauso, una risa  y un dolor que se niega a volar.
Una mirada de calma,
Una palabra de aliento,
Y un deseo: un sueño.

Cáscaras de tiempo que caen como hojas en otoño,
Como margaritas deshojadas,
Como la arena de un reloj que va cayendo, una a una
Como una marioneta que abandona la función.
Cómo la caja de juguetes,
En el cuarto del que no está.
Cómo cada palabra que no te dije ayer.
Cómo cada caricia, que quedé sin brindar.
Cómo cada comienzo y cada final.

Agarradito a la sombra, me refugio,
Busco amparo al desatino de la duda.
Al mal sueño, al peor presagio.
Calculo la distancia entre el tiempo recorrido y la nada.
Me reencuentro y me pierdo en el laberinto de las primaveras
Y espero…..
Espero ser camino y caminante,
Espero ser arroyo y piedra buena,
Espero ser tallo y remanso,
Espero ser yo a manos llenas.


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