jueves, 6 de septiembre de 2018

PALABRAS AL VIENTO


Cómo si fuera ayer se agolpan imágenes, sonidos, recuerdos un día tenía una  familia  y al cabo de un momento se había  esfumado.
Un extraño conjuro se había adueñado de las cuatro almas  que eran mi guía. No fue un golpe seco, fue de a poco como se deshojan las margaritas  con la brisa. Se fueron de a poco  como el terror abandona al sobreviviente.
Un 10 de octubre de 2010 quedó en la retina como un presagio, como lo que estaba  y no iba a volver.
Atrás quedaron la vida  en común, los momentos duros, las enfermedades, los dolores, el cansancio.
Las valijas llenas de madrugadas  y ocasos.
Atrás  quedaron el eco de las risas, los juegos en familia. Las caricias. Los abrazos, las manos entrelazadas, el calor del hogar.
Viajando como siempre a General Roca, el hogar de los abuelos. Siempre apostando a la familia. Salimos  después de las cuatro de Villa El Chocón. Era un día cálido, un día primaveral, que anunciaba el verano. Por ser un fin de semana largo las rutas estaban cargadas de gente que venía e iba a distintos puntos. Viajábamos  felices y en paz. Todo parecía perfecto.
 Al llegar al parador Los Pinos le pido a mi hijo  que deje de escuchar música con su teléfono, le saco el celular. Miro la hora seis y media, levanto la vista  y solo puedo ver que un auto gris se viene hacia nuestro lado.
El tiempo empieza a detenerse, pierdo la memoria. Solo resuenan ecos, gritos, desesperación. Sólo dolor, dolor, dolor.
Dolor que se siente en el cuerpo, pero que viene de las entrañas.
En esos momentos parece que el tiempo y el espacio se condensan en un giro infinito.
Se precipita la razón y el intelecto en una danza incomprensible que solo nos recuerda  como conviven en nosotros los opuestos y como se entremezclan con el otro.
Que nuestro cuerpo físico nos remite a la finitud y como nuestra alma, donde nada nos preocupa, nada nos duele, donde hay paz, es infinita, es eterna.
Como todo lo que creemos se nos escapa de los dedos y solo queda la existencia, desnuda de toda pretensión y egoísmo.
II
Será  por eso  que nos enfrentamos a situaciones de extremo dolor. Pruebas que ponen en jaque  nuestra fe y nuestra capacidad de renacer una y otra vez.
Cuando se habla de cielo y de infierno poco se entiende que la vida nos coloca  permanentemente en uno  y en otro lugar. Que somos creadores de nuestra historia, que nuestras decisiones afectan el capítulo siguiente. Suponer que solo nos tocará una parte es inocente. Todo lo que transitamos tiene dos caras, una llena de alegría y otra cargada de dolor. No se puede apreciar lo bello, sino se experimentó lo feo. Lo dulce sino se ha probado lo amargo. La dicha sino se ha llorado.
La completud solo la experimentamos cuando volvemos a la esencia.
En ese lugar no existe dualidad. Experimentar la divinidad, es sentir la ausencia de la duda, del miedo, de la fragilidad.
Saberse unido al infinito y por lo mismo no tener límites.
En ese concepto no hay lugar  para la dualidad, porque su efecto es la plenitud y  la conciencia.
Es el abrir de una flor, su fragancia, su destello de luz, es instante y eternidad.
La claridad llega cuando se deja de pensar. Cuando solo se vive cada momento, que se abre ante nosotros como un escenario de Divina Comedia. Donde cada parte  de nuestro ser entona una hermosa melodía y que junto a las melodías del resto crean la maravillosa canción sinfín del Cosmos.
III
Tú peldaño  de estrategias,
Que haces que mi corazón sufra
Y al mismo tiempo que mi alma se agigante.
Tu bastión de batallas, por seguir siendo yo misma.
Desierto y Oasis. Lluvia y sequía. Manantial y sed.
Tú que eres yo, que me muestras
Lo que falta y lo que sobra.

IV
Cómo un náufrago de mi propia existencia, doy brazadas intentando no perder el último aliento, que queda a la devastación y el caos.
Como una marioneta sin función. Como una  puesta en escena en un páramo, se me amontonan los fantasmas del delirio y el miedo.
No enfrenté otra vez la muerte, con la esperanza que el dolor cese. El hambre que no sacia, la sed que no calma, se agolpa presurosas en el mar de las mañanas. Empañar mis horizontes de arcoíris, con tormentas egoístas y  vanas.
Quién se hace el dueño del horizonte, cuando lo inconmensurable lo atraviesa todo, lo penetra todo, lo reclama.
Creer que fue un sueño es una tentación demasiado fácil, lo que implica un cuestionarse es hasta donde fue cierto.
Que el desvelo me arrebate los sueños, me deja en un laberinto de sinsabores y espectros.
Quizás a la vuelta de la esquina, nos volvamos a encontrar: Cuando la calandria y el ruiseñor unan sus voces. Cuando el águila detenga su vuelo por un momento y sea uno con la inmensidad.
Me vestí de duelo y me creyeron muerta. Muerta de ilusiones  y bienvenidas.
Muerta de caricias y ternura.
Allí donde se disponen los cuerpos de los que eligieron irse, porque no les bastó el coraje para quedarse y ahí me encontraste otra vez: despierta, más joven, más ilusionada, aún, más nueva.
No te importó que el tiempo se marchase, si para nuestra realidad no había tiempo.
Y el desamparo del principio,  que arremetía feroz contra mi cuerpo, estaba hastiado de representar el verdugo de la escena. El detractor de los futuros venturosos.
La oquedad donde se esconden las mareas.
Sin saber vencí el orgullo y el dolor de un solo paso.
Me adelanté arrebatarle al egoísmo su mirada, me hice uno y ya no me dolieron las otras caras, porque el amanecer aunque tibio se abría limpio. Porque la rueda virtuosa había derribado murallas y los recados de amarguras se habían disipado con tanta magia.

V
Ver lo que uno quiere, es enfrentarse  a lo más trágico que tiene el vivir. Es deshacerse de lo que imaginé para ver lo que hay. Mis pupilas  yertas de tanta desdicha y el inconmensurable dolor que pesa más que el lastre.
Pretendí que no me doliera y la ausencia se hizo inmensa.
Parece ser ayer cuando labios me amaban y no había traición. No había duda.
¿Qué tengo que hacer con lo que no puedo aceptar?. ¿Qué  tengo que hacer con lo que anestesia  mi vida?.
Puedo volver a confiar cuando me engaña a diario.
Puedo entregarme cuando no termino de incorporar una verdad y salen a flotar mil mentiras. Cuántas veces perdonar lo que lastima. ¿Cuánto amas a quien no te merece?. ¿Cuánta pasión muere en el descanso del viento?
Tu amor es tan endeble como un pequeño tronco verde, que el viento de la duda lo inclina hacia un lado y hacia el otro. Y en el medio: Yo, queriendo quererte y creerte. Me equivoqué de nuevo?.

VI
Volver y ver la nada. Arremeter con la vida hecha añicos. Desesperar y padecer un relámpago de sentimientos.
Despegar del infierno y sentir que no estarás en mi presente., que te fuiste hacia otro cielo. Que te llevaste cada minuto de alegría y que puedo despertar sin nombrarte.
Te fugaste como preso solitario, como el ancla liviana que busca otras tierras, como un barco que zarpó hace tiempo.
VII
Tratar de descifrar que anida el porvenir.
Que rayo de luz inundará mi ser devastado después de la tormenta.
Se fueron un día de manera mágica.
Se fueron y los conceptos del Ser y estar cambiaron.
Se fueron llevándose partes mías,
Se fueron volando cómo águilas de paso.
Como el sonar de un pájaro en vuelo,
Como una campana que se aleja.
Se fueron llenando vacíos y escapando del miedo.
Se fueron manantiales de luces,
Varándome en la soledad que duele y espanta.
Años de espera, minutos suspendidos, besos perdidos.
Las vocecitas llamándome MAMÁ,
Y que las escucho que se acercan y se alejan.
Dónde quedan pequeños grandes momentos, pequeños grandes encuentros y más grandes despedidas……
VIII
Siento que se desvanece el recuerdo
Que se deshace de mis dedos tu esencia,
Que se vuela poquito a poco la magia de ayer.
Se me van despidiendo, las ganas.
Se me va despidiendo tu cuerpo.
Se estremece el sonido del tiempo
Y me implora no termines el cuento.
Se me escapan los años de amor y
Me dejan marchita por dentro.

IX
Cómo olvidar sus nombres? ,
Cómo olvidar sus voces de mi piel?,
Cómo olvidar la palabra
MAMA que aún me hace buscarlos.
Dónde pongo lo que tengo para darles?
Dónde las caricias que quedaron en mis manos?
Dónde pongo los besos que mis labios guardaban solo para ustedes?
Cómo hacer  con los sueños incompletos?,
Con los bailes desiertos,
Cuando solo el sol acompaña este cuerpo,
Cuando sus manos se me escapan y vuelan alto.
Cuando mi corazón no se halla en el pecho.
Se aquieta  el latir para acercarse  un poquito,
Para que no estén tan lejos,
Para no sentir que todavía no se han ido ó que
Están volviendo.
Cómo hacer con tanto amor  que quedó aquí dentro.
Duele cada célula, duele cada suspiro, duele no tenerlos y
Saberlos ido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario