Cuando
la pena se niega a dejarme y los silencios se vuelven intolerables, viene a mi
auxilio una palabra que como un salvavidas me trae del infierno.
A
menudo la vida pasa por etapas, donde el dolor parece apoderarse de nuestra
voluntad y todo lo que daba sentido, por arte de magia desaparece. El cielo no
tiene atajos y la sonrisa es un bien en extinción. En esos momentos pequeños
ángeles pasajeros nos traen el sosiego a tan dura tarea.
Palabras
que llegan cual lluvia al desierto.
Sedientos de paz, de comprensión andamos por la vida en un viaje para
transformar nuestra realidad. Por momentos nos toca ser esos mensajeros con
otros y la rueda virtuosa gira nuevamente expandiendo el AMOR.
Dice
una canción que todo vuelve: vuelve lo que hacemos, lo que decimos, lo que
soñamos, lo que pensamos.
Con
nuestras palabras hacemos, creamos, sanamos, florecemos. Nos toca ser
conscientes de la fuerza que tenemos con cada palabra pronunciada y como ellas
cambian nuestro mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario